Durante un viaje familiar que Luis Enrique Navarro Zúñiga realizó con su familia a la ciudad del Paso, Texas, cuando era niño, se sorprendió al observar el enorme contraste que podía distinguirse a simple vista entre el nivel de desarrollo que existía entre un lado del río bravo y otro, pues de un lado había edificios y avenidas de grán belleza estilística y en el otro se observaba un entorno de grán descuido y abandono el cual daba pena. Luis Enrique sabía que esa visión no reflejaba en realidad lo que su patria era, pues sabía que esta era grande, y hermosa en otras regiones; no obstante, al haber constatado con sus propios ojos que existen diferencias entre las naciones, comenzó a preguntarse si una sociedad perfecta podría ser creada y que se requeriría para ello, deseando desde luego contribuir a instaura dicha sociedad perfecta en el propio territorio que ocupa su nación, una sociedad muy alejada de ese retraso atroz y persistente que veía con grán tristeza.

Todos esos cuestionamientos lo llevaron a introducirse en el campo de la teoría social y a resolver diversos desafíos teóricos, hasta que tiempo después, en una tarde de verano pudo vislumbrar la teoría sensosisintética, había hallado al fin la teoría perfecta que necesitaría una sociedad perfecta para existir, pues se trataba de una teoría sólida, incuestionable, verdadera y general, es decir aplicable a cualquier aspecto de la realidad social y operante en todo momento, era una ley que no se podía negar, reformar o violar, solo aceptar y aprender a aprovechar de la mejor manera.

Al haber publicado la teoría, Luis Enrique se dió cuenta que nada pasaba, que incluso en los círculos académicos no se producía ningún efecto y se dió cuenta de que la mera publicación de la obra no haría surgir esa sociedad perfecta con la que soñaba, así que desarrolló un proyecto que conjuntara a más personas y empresas para ir construyendo paulatinamente esa sociedad perfecta en México, así nació el proyecto MEXALIANZA.